"Llévame donde no estés, un muerto encierras".
Ismael Serrano.
La niña de tus ojos, de mis ojos,
la niña de los ojos solares y
la sonrisa eólica, no sabía
que él comenzaría a acariciar
cada vez más fuerte, a susurrar
cada vez más alto, a insultar
cada vez más hondo,
a verter su puta risa sobre ella
como un barreño de orina, cada vez más,
a oler más a muerto, a ridiculizarla,
a minimizarla, a ella: la niña
de tus ojos, de mis ojos, la niña
de los ojos solares y la sonrisa
eólica.
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