jueves, 16 de febrero de 2017

Mi nostalgia del año milnovecientosnosequé

Una, dos, doce
horas indecentes aguantan nuestros cuerpos entrenados
desde los primeros años por decenas de docentes
que aplaudieron la metástasis de párpados sellados
y una boca pronunciando mientras duerme
“mi cansancio / mi pavor / mis noches todas”
al acercarse un cuerpo al otro, lentamente
cuando dos almas componen una canción satírica
sobre el dualismo del mundo – norte, sur; depende –,

como unas cuencas vacías buscando sus ojos
tanteo la superficie de una mesa de billar
esperando encontrar el siguiente pozo
donde el agua y la vida se aferren al cubo que baja
y luego sube.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Predecible vuelta

Vuelve el cacareo de la tecla que teclea el cacareo de la vuelta
presionando con suavidad la grotesca y bella risa portátil del pecé
que se reconoce en la autoría de mis peores letras y de las mejores
-qué más da- inconfundibles en la arena de una pasividad mediada por una foto y un "me gusta",
validando lo predecible y pasando por encima de la sorpresa como quien
no consigue evitar mirarse en un espejo que lo ocupa todo y apenas refleja nada,
aunque nada no exista porque siempre hay algo. Y siempre tampoco exista. Pero nunca sí,
como no dice aquel refrán que odio y él me ama -o eso grita-, en una noche de noticias confusas donde el juego identitario apunta  a la cuarta línea del documento financiero
mientras rueda una cabeza acariciando el silencio de la pendiente, atenta y tensa
para evitar inclinarse demasiado,
no vaya a ser que. 


lunes, 3 de junio de 2013

Desorientaciones

“… y eso sería más triste aún
estar jugando al ajedrez mientras me pierdo un día de tus
ojos llenos.”
(Óscar Aguado)

Dicen que el tío estaba tan desorientado que podía perderse al ponerse una camisa. Y lo cierto era que eso no tenía nada de especial: ¿cuántas veces había sacado la cabeza por una manga?, ¿cuántas una pierna por el cuello? Tristemente, no pocas. Era tal su desorganización que a veces se rascaba la nuca cuando le picaba un tobillo, o se echaba desodorante en las rodillas y champú en el cielo de la boca.
Sin embargo, pudo ser gracias a este tambaleo vital que la encontró a ella. O ella a él. O la una al otro y la otra al uno. O ninguno se encontró y ahora era cuando estaban encontrándose. Quién sabe. Lo cierto es que no sabían si pudo ser pura casualidad, como cuando viajas al fin del mundo y encuentras al vecino del tercero, o cualquier otra fuerza extraña que pudiera estar moviendo los hilos del Universo. Por supuesto, la intervención divina estaba descartada, pero ella, que era capaz de inventar sus propias teorías y sus propios superlativos, estaba convencida de que “todo ocurre por una razón”, y que, por tanto, si sus caminos se habían cruzado de esa manera, algo habría que hacer con todo aquello.
Siguiendo esta convicción, no dudó en escribirle una tarde y provocarle un alarido al corazón. Le sugería un plan nocturno tan habitual que él pudo leer lo extraordinario entre las líneas. Entonces algún extraño motor se apoderó de su cuerpo y no pudo parar de agitarse y parlotear durante las cuatro horas que faltaban para verse; podías encontrarle tendiendo la ropa y diciendo “Si ya sabía yo que esos abrazos no eran neutrales” o, momentos después, saltando en la cocina mientras cantaba a voz en grito I will survive!
Ya aquella noche, cuando se reunieron en la estación, él supo que no sólo tenía delante a la Ana que conocía, su compañera de prácticas, sino, además, a la Ana más seductora, la que sonríe y parece decir “bésame YA”, la que mira y te vuelca las palabras, la que te atrapa en la línea de sus manos, la que… horas después te abraza en su cama.
Desde entonces él también cree que todo ocurre por una razón: ¿cómo sino iban a encajar tan milimétricamente sus labios?, ¿de qué otra forma podía ser que su presencia le hiciera sentir que estaba en el único lugar válido posible?, ¿qué otra explicación cabría para entender una atracción tan bestial que le dejaba así de indefenso?
Son estos algunos motivos por los que nuestro chico ya no ahorra para comprarse una brújula: “al fin y al cabo, se dice, para qué quiero saber dónde está el norte si no están allí sus ojos llenos”.


sábado, 23 de marzo de 2013

Un poema de Bertolt Brecht


Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender matemáticas?
¿Para qué? quisiera contestarle. De que dos pedazos de pan son
más que uno
ya te darás cuenta.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender francés?
¿Para qué? quisiera contestarle. Esa nación se hunde.
Señálate la boca y la tripa con la mano,
que ya te entenderán.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender historia?
¿Para qué? quisiera contestarle. Aprende a esconder la cabeza en
 la tierra
 y acaso te salves.

¡Sí, aprende matemáticas, le digo,
                                                    aprende francés, aprende historia!

                                                   (Bertolt Brecht)

martes, 11 de diciembre de 2012

Veintiunos de noviembre

¿Recuerdas aquello de
para qué tanta fecha en los exámenes
de historia?

Corriendo detrás de la profesora,
tratando de convertir ese tres en un ocho:
"¡y qué más da lo que hiciera Colón un doce de octubre,
si América estaba más que descubierta!";
"¡y fíjate qué importancia que la Primera Guerra Mundial
durara cuatro años,
si el mundo no ha besado la paz en varios siglos...!"

Sin embargo, ahora sé
que a veces es preciso recordar el cuándo,
pues hay veintiunos de noviembre
que no pueden convertirse en dieces de diciembre
ni en uno sólo de sus trescientos sesenta y tantos compañeros.

Hay veintiunos de noviembre
que deberían ser pregunta obligatoria en los exámenes
de historia
y de arte
y de matemáticas
y yo
volvería a suspender
y a buscar el aprobado
días después...

Felicidades, Clara

lunes, 13 de agosto de 2012

Efectos de la insulina...

Aquel pinchazo dolió más de lo que era habitual. Me dieron ganas de beberme el contenido de la jeringuilla y después lanzarla por la ventana. Perno no lo hice y, en su lugar, quedé embobado observando la gotita de sangre que surgía del minúsculo agujero que había quedado en mi muslo izquierdo. Era de un rojo intensamente oscuro. Cogí un pañuelo de papel y apreté sobre la herida.

Entonces comencé a pensar en cómo las hubiera pasado el galo Obélix si hubiera sido diagnosticado de diabetes. Él, tremendo goloso, acostumbrado a cenar dos jabalíes cada noche. Aunque lo más probable era que Panorámix, el druida, le hubiera preparado una poción mágica sanadora y problema resuelto. ¿Y Drácula? Durante toda su vida alimentándose de la sangre de los demás para que ahora un glucómetro le chupase la suya seis veces al día. El cazador cazado. Pero eso sí, no quise ni imaginarme qué hubiera sido de Winnie The Pooh cuando le dijeran: "Oye, osito lindo, ¿por qué no me cambias ese tarro de miel por este platito de acelgas?, ¿eh, majete?"

Entretanto me percaté de que no paraba de salir sangre. Cada vez más y más oscura. Pero lejos de alarmarme, caminé como pude hasta la cocina y abrí la nevera para coger una botella de vino. La apoyé sobre la encimera y extraje el tapón de corcho. Lo miré de cerca y comparé su tamaño con el de la herida, que continuaba sangrando y sangrando. Sonreí. No conocía a ningún druida que me suministrara remedios milagrosos, ¿pero qué falta me hacía si sabía llegar solo a soluciones tan grandiosas como aquella?


jueves, 12 de julio de 2012

Caídas o alternativas

a cada corte de tijera
golpe de porra
corrupción


a cada "no hay alternativa"
pelota de goma
traición


estáis más cerca
de la
c
a
í
d
a


y no creáis que va a ser colectiva


porque nosotras y
nosotros


sí tenemos


alternativas.



martes, 10 de julio de 2012

Hija de Lilith, una canción equitativa de Ismael Serrano

No te trajo a este mundo
la costilla de un hombre.
No dio vida a tu barro
el aliento de dioses.
Tú has nacido del vientre 
de una mujer despierta
que navega en el tiempo
dando a luz primaveras.

(...)

No vas a llorar conmigo,
ni elevarte a las alturas,
no soy tu media naranja,
eres fruta entera y madura,
(...)

Tú no esperas mi regreso
tejiendo tristes sudarios.
No he de buscar detrás de mi
pues yo camino a tu lado.
Eres la luna radiante
a la que aúllan los lobos,
la que mecen las mareas,
la que veneran los locos.

(...)

Hija de Lilith, extraída del disco Todo empieza y todo acaba en ti (2012)


lunes, 9 de julio de 2012

Fracasos


La tormenta reciente ha limpiado el aire de la ciudad. Ahora duele menos respirar. Tumbado sobre un banco, un hombre busca con desesperación el titular de la noticia que explique el porqué de su estrepitoso fracaso. Los periódicos se apilan: palabras de otro tiempo condensando el atardecer.

jueves, 21 de junio de 2012

En el fondo...

En el fondo me quería.

Por eso siempre
ba
    já
       ba
           mos
a abrazarnos
a los pozos más profundos
y
-esto es importante-
más oscuros;

porque claro,
como solía decir,

la belleza iba por dENTRo.

miércoles, 13 de junio de 2012

Vincenç Navarro habla sobre el "rescate"

(...)

"La razón, entonces, de que haya sido justamente ahora cuando se ha producido el rescate es otra, y como siempre, no aparece en los medios. Es el temor de la Troika a que en las próximas elecciones griegas gane la izquierda, y se cuestionen con mucha más fuerza las políticas de austeridad que han llevado a Grecia (y a España) al desastre. Es por eso que la Troika quiere tener la sartén por el mango y forzar la continuación de tales políticas, porque sabe que es muy probable que tras las elecciones del próximo fin de semana (y a pesar de las injerencias constantes que están realizando para influir sobre la libre voluntad de los electores griegos) sea mucho más difícil defenderlas. Así de claro."

(...)

" se ha acordado ya, y se va a producir materialmente cuando se selle la letra pequeña del acuerdo, un auténtico golpe de Estado, porque a partir de ese momento España ya no estará implícitamente intervenida, como hasta ahora, sino expresa y visiblemente por funcionarios extranjeros que impondrán las líneas de gobierno a las que se habrán de ajustar las políticas económicas: nuevos recortes, privatizaciones y reformas institucionales encaminadas a desarmar de derechos políticos y mecanismos de representación a la ciudadanía."

(...)

"El rescate es un auténtico desastre para nuestra economía y para nuestra sociedad. Es una verdadera perversión política que el presidente del gobierno se alegre de que se haya producido y que el propio Rey Juan Carlos lo haya felicitado por haberlo reclamado a Europa. Los ciudadanos deben informarse bien, explicar con claridad a quienes tengan a su lado lo que de verdad ha ocurrido y exigir respuestas políticas que den la vuelta a la situación para poner en marcha medidas alternativas, que las hay sobradamente, como venimos poniendo de manifiesto en nuestros escritos y libros."